01/06/2024
Desde la asunción del presidente Javier Milei, las entradas de cine en Argentina han experimentado un incremento del 48%, una medida que ha generado un fuerte impacto en la industria cinematográfica del país. Este aumento en los precios ha llevado a una significativa disminución en la asistencia a los cines, según informan fuentes del sector.
Las salas, vacías
El incremento en el costo de las entradas, atribuido a la inflación y a las políticas económicas implementadas por el gobierno de Milei, ha reducido notablemente el número de espectadores. Las cadenas de cine han reportado una caída del 35% en la asistencia en comparación con el mismo período del año anterior.
Empresarios del sector cinematográfico advierten sobre las consecuencias a largo plazo de esta tendencia. "Si bien entendemos la necesidad de ajustar los precios debido a la inflación, este aumento drástico ha alienado a una gran parte de nuestra audiencia. La gente simplemente no puede permitirse el lujo de ir al cine como antes", declaró un representante de una de las principales cadenas de cines del país.
Los números que preocupan al sector
De acuerdo a las estadísticas, En mayo de 2024 se vendieron 2.102.880 entradas, mientras que en el mismo mes del año anterior fueron 4.896.009. Estas cifras no incluyen al 31 del mes.
La caída de ventas de entradas al cine preocupa a empresarios del sector
El gobierno, por su parte, defiende las medidas adoptadas, argumentando que son necesarias para estabilizar la economía y reducir el déficit fiscal. Sin embargo, la reacción negativa del público y del sector cinematográfico pone en relieve las dificultades que enfrentan las industrias culturales en tiempos de ajuste económico.
Mientras tanto, los cines buscan alternativas para atraer nuevamente a los espectadores, incluyendo descuentos especiales, promociones y días de entrada a precio reducido. Sin embargo, la recuperación parece un desafío complicado en el corto plazo.
La caída en la asistencia a los cines refleja una realidad más amplia en la que muchos argentinos están priorizando gastos esenciales frente a actividades de ocio, en un contexto económico cada vez más apretado.
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