09/12/2025
El fin de año comenzó en Argentina con un clima laboral enrarecido y un nivel de conflictividad que se intensificó en múltiples regiones. La primera semana de diciembre estuvo atravesada por despidos, suspensiones, cierres imprevistos y una profunda preocupación en ramas estratégicas de la industria nacional, donde empresarios y sindicatos coinciden en describir un escenario cada vez más crítico.
Trabajadores, gremios y cámaras productivas atribuyen esta situación a las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei, la caída del consumo interno y la presión de la importación, factores que golpean de lleno a sectores históricamente sensibles.
En el rubro textil, una de las señales más alarmantes provino de la tradicional firma bonaerense Hazan Silvia, que anunció el cierre de su planta en Lanús y dejó a 50 operarios al borde de perder su empleo. La empresa argumentó que no puede competir con productos provenientes de China, mientras que los gremios denunciaron un intento de aplicar el Artículo 247 para pagar indemnizaciones reducidas. El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, pero el temor por un cierre definitivo se mantiene entre los trabajadores.
A este caso se sumó el final de la histórica conservera Marechiare, en Mar del Plata, donde alrededor de 40 empleados quedaron desvinculados tras meses de ventas en picada, suba de costos y pérdida de mercado frente a productos importados. La mayoría acordó retiros negociados, pero tanto el SOIP como el sindicato de Comercio advirtieron que la decisión deja a decenas de familias sin ingresos en plena temporada alta.
La crisis también golpea a la actividad metalúrgica. La empresa Ascensores Cóndor, de Ituzaingó, opera casi sin producción, con solo 40 trabajadores activos y salarios adeudados desde hace cuatro meses. Los empleados denunciaron abandono empresario y un posible colapso definitivo de la fábrica, que llegó a contar con más de 180 operarios. En Córdoba, la firma Electropart despidió a la mitad de su personal sin pagar indemnizaciones completas y justificó la medida en su estado financiero crítico, lo que encendió la reacción inmediata de la UOM, que vinculó la decisión con la reforma laboral impulsada por el oficialismo.
El panorama tampoco es alentador en Santa Fe, donde la planta PLA by John Deere ejecutó nuevos despidos que tensionan a la cadena productiva de la región. Para la UOM local, el ajuste amenaza con profundizar una crisis que ya impacta en talleres, proveedores y pymes metalmecánicas.
La industria automotriz atraviesa una situación igual de delicada. General Motors, en Alvear, redujo su plantilla de más de mil empleados a unos 600, entre retiros voluntarios, suspensiones y turnos recortados. En tanto, Peugeot, en El Palomar, adelantó vacaciones y detuvo su producción por más de un mes en un intento de compensar la brusca caída de ventas y exportaciones. Gremios del sector alertan que por cada empleo directo perdido pueden desaparecer hasta cinco puestos indirectos, generando un impacto que se extiende a autopartistas y proveedores.
El efecto dominó se vio con claridad tras el cierre de la planta de Whirlpool en Pilar, que no solo dejó trabajadores en la calle sino que provocó despidos y paralización de actividades en empresas de logística y pymes del Parque Industrial que dependían de esa producción.
El comercio mayorista también sufrió un golpe fuerte con la cadena Caromar, que cerró al menos cuatro sucursales -San Justo, Mar del Plata, Burzaco y José C. Paz- y dejó a más de 200 empleados sin empleo y sin aviso previo. El argumento de "fuerza mayor" para abonar solo el 50% de las indemnizaciones fue rechazado por los gremios de Comercio y Camioneros, que calificaron la medida como arbitraria e injustificada ya que la empresa continúa operando en otras localidades.
Con un mapa laboral que combina incertidumbre, fábricas paralizadas y miles de empleos en tensión, diciembre se perfila como uno de los meses más conflictivos del último tiempo. Para los sindicatos, el panorama es el anticipo de un año donde la producción nacional, la estabilidad laboral y los derechos de los trabajadores se verán cada vez más exigidos ante un escenario económico que no muestra signos de alivio.
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