17/12/2025
La Confederación General del Trabajo (CGT) convocó a los gremios industriales agrupados en la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) a un encuentro marcado por la preocupación ante el profundo retroceso del entramado productivo bonaerense, una provincia que concentra más del 40% de la industria nacional y hoy aparece como uno de los territorios más golpeados.
El diagnóstico que llevan los sindicatos es contundente: cierres de empresas, despidos sostenidos y caída de la actividad en sectores clave. Si bien el señalamiento principal apunta al programa económico del Gobierno nacional, en la mesa sindical también se escuchan reproches hacia el Ejecutivo provincial, al que le reclaman medidas de contención más visibles frente a la crisis.
Dirigentes gremiales cuestionan la escasa interlocución con el Ministerio de Producción bonaerense, a cargo de Augusto Costa, y advierten que la falta de herramientas activas agrava el impacto de las políticas nacionales sobre la industria local. La CSIRA reúne a sindicatos de peso como la UOM y SMATA, con fuerte presencia en los polos fabriles de la provincia.

En los últimos días, Costa reconoció públicamente la gravedad del escenario y habló de una situación crítica para la producción, que vinculó de manera directa al rumbo económico impulsado por el presidente Javier Milei. Según datos oficiales, la actividad económica provincial mostró retrocesos respecto de 2023 y acumuló nuevas caídas durante 2025.
Aunque el sector agropecuario exhibió un desempeño positivo, el resto de la economía bonaerense mostró resultados negativos generalizados. La industria manufacturera, la construcción y el comercio encabezaron las bajas, con impacto directo en el empleo formal y en la supervivencia de pequeñas y medianas empresas.
En ese contexto, unas 5.000 empresas dejaron de operar en la provincia en los últimos dos años, mientras que cerca de 95.000 puestos de trabajo registrados se perdieron, según cifras oficiales. El sector textil aparece entre los más afectados, presionado por la apertura importadora y la caída del consumo, pero el fenómeno se replica en ramas como la metalmecánica, los químicos y la construcción.
La crisis productiva también expuso tensiones dentro del propio esquema de gestión provincial. Sectores empresarios y sindicales observan con recelo el rol de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) en el Ministerio de Producción, a partir de la presencia de referentes de esa entidad en cargos clave.
Desde otras cámaras advierten que no existe una política industrial equilibrada, y que el esquema actual deja afuera a actores relevantes del entramado productivo bonaerense. Esta situación, sostienen, terminó por debilitar la capacidad del Ministerio de Producción, que además perdió programas y herramientas que fueron absorbidas por otras áreas del gabinete del gobernador Axel Kicillof.

Mientras la Provincia asegura intentar funcionar como amortiguador del ajuste nacional, desde el sindicalismo industrial plantean que el diagnóstico ya no alcanza y reclaman decisiones urgentes para evitar una mayor destrucción del empleo.
La CSIRA viene insistiendo en la necesidad de una respuesta amplia, que incluya al Estado, al empresariado y al sistema científico y tecnológico, y propuso avanzar en un Congreso de la Producción y el Trabajo como espacio para discutir un nuevo horizonte industrial.
"Sin industria no hay desarrollo ni empleo de calidad", sostienen desde los gremios, que alertan que, de no revertirse el rumbo, el daño sobre la estructura productiva bonaerense podría volverse irreversible.
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