13/08/2024
Esta medida de fuerza, liderada por los gremios docentes, responde a la profunda insatisfacción con la situación salarial, marcada por lo que describen como la mayor caída en el poder adquisitivo de los últimos años y la ausencia de paritarias.
La Universidad de Buenos Aires (UBA) enfrenta un panorama complicado tras la convocatoria de un paro universitario de 72 horas que ha retrasado el inicio del primer cuatrimestre del año académico. Esta medida de fuerza, liderada por los gremios docentes, responde a la profunda insatisfacción con la situación salarial, marcada por lo que describen como la mayor caída en el poder adquisitivo de los últimos años.
El conflicto surge en un contexto de estancamiento en las negociaciones paritarias, lo que ha llevado a que los aumentos salariales sean fijados unilateralmente por el gobierno. Los docentes de la UBA denuncian que estos aumentos no solo han sido insuficientes para compensar la inflación, sino que además agravan la precarización laboral, haciendo que sus sueldos pierdan cada vez más poder de compra.
"El día de hoy se está efectivizando el no inicio de las clases de las 61 universidades públicas, dado el paro de 24 horas que llevamos adelante los trabajadores docentes y no docentes, con motivo de la pérdida salarial que venimos sufriendo frente a la inflación", declaró el secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades Nacionales (FEDUN) y del Frente Sindical de las Universidades, Daniel Ricci,
El paro ha generado preocupación entre los estudiantes, quienes temen que la medida pueda extenderse y afectar el calendario académico. Sin embargo, los gremios han dejado en claro que no desistirán de su lucha hasta obtener una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades.
La UBA, una de las universidades más importantes de Latinoamérica, se encuentra así en el centro de un conflicto que podría tener repercusiones significativas tanto para la educación superior como para el resto del sistema educativo argentino. Mientras tanto, el gobierno se enfrenta a crecientes presiones para reabrir las negociaciones y evitar un mayor deterioro en la relación con los trabajadores de la educación.
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